La reciente aparición de Futurum, ocaso de la civilización de Mirza Mendoza, por un lado confirma que la ciencia ficción en el Perú sigue una ruta de madurez e interesantes desafíos argumentales en el particular contexto que nos toca vivir, en relación con la popularización de la inteligencia artificial (IA), más allá de los escenarios académicos que discutían con cierta exclusividad su pertinencia, y por otra contraviene una incomprensible norma no escrita: que se trata de un género que se halla en manos solo de varones, sobre todo en el Perú.
Desde hace algunos años me vengo preguntando por qué hay tan pocas escritoras interesadas en incursionar, explorar y florecer en un género que ofrece tantas posibilidades de libertad para la liberación, descubrimiento narrativo, indagación estética y reflexión filosófica. Quizá sea un mal entendido concepto de lo que es realmente la ciencia ficción, pues esta no se reduce, como lo demuestra Mirza Mendoza, a máquinas con algún grado de IA, aventuras interplanetarias, viajes en el tiempo o conquistas de otros mundos.
Futurum, ocaso de la civilización reúne siete relatos que interpelan al lector desde las limitaciones de una tecnología que ha pretendido solucionar todo, y en los que el nóvum presenta un especial contrapeso para el sostenimiento desarrollo narrativo de los hechos, la articulación temática, la pulsión en términos dramáticos y la consecución de la verosimilitud. El nóvum, como precisa Fernando Ángel Moreno en Teoría de la literatura de ciencia ficción (2015), sería el principio racional, pero innovador desde un punto de vista de nuestra realidad, que impulsa todo el desarrollo poético de cada texto. Este planteamiento se complementa con lo esgrimido por Oriana Garcés, Denisse Martínez y Julián Pérez Velásquez en Estados Unidos en el cine de ciencia ficción Hollywood 1950-2010 (2023): «En la ciencia ficción se entiende por nóvum un principio innovador (por lo general un adelanto humanístico, científico, social o político), que desde la lógica de la realidad tiene un sentido racional».
Hélice dramática
El primer relato de Futurum, ocaso de la civilización, titulado «La solución», nos aproxima a las coordenadas en las que se desplazará temáticamente el libro, en un juego de doble movimiento: la competencia y la complementariedad entre humanos y máquinas. En pocas líneas, sin hacer un mayor alarde ni despliegue de justificaciones técnicas y científicas, este primer relato hurga más en las motivaciones personales propias de los intereses económicos que en el bien común que nos brindaría el avance científico y su aplicación práctica en el ámbito de la tecnología. El cuento discurre echando mano a chismes de oficina, envidias laborales y celos profesionales, para desembocar en una interesante sorpresa en hélice dramática, por los sucesivos giros de un desenlace con agudo remate.
Escenario distópico
«Asistente personal», el segundo cuento del libro, nos ofrece, a diferencia del relato anterior, pero con los mismos elementos, un futuro nada promisorio. Estamos ante un mundo cada vez más quebrado y a punto de colapsar, un escenario distópico producto de la polarización entre humanos desmoronados y máquinas más que pensantes. Las contradicciones están dadas y solo falta el pretexto que encienda la pradera para que empiece la revolución. Ese es el trasfondo de una tragedia personal, con las inquietudes propias de un ser que se prepara para la muerte y la dignidad deviene en factor clave para asumir el reto que impone la existencia en un particular momento histórico. Un final trágico y en volutas nos invita a una reflexión que nos sobrecogerá.
Sofisticada perversidad
Mirza Mendoza explora también, en «El reflejo», la miseria humana engastada en una existencia de éxito, glamour y poder. El amor transformado por un vacío existencial en una obsesión por poseer es una pervertida consecuencia del creer que el dinero lo compra todo. Pero con esta autora, como ya se ha podido comprobar, los finales se ciñen a una lógica ajena a lo correcto desde lo moral o ético. No hay que esperar desenlaces con moraleja ni con alcances ejemplificadores. Mirza Mendoza nos exige ser testigos de finales inesperados que obligan a una relectura para encontrar cada guiño, clave y pista, como suele ocurrir en una trama policial o thriller psicológico. Y la lección se va subrayando: el progreso científico no redunda necesariamente en bienestar propio o en bien común. Por el contrario, se trataría de sofisticar la perversidad en grado sumo.
Alcance ficcional
«Conspiraciones» nos lleva al Perú del siglo XIX, de manera que el contraste entre la tecnología de la naciente República y los recursos de una nave guardiana proveniente de los confines del universo es más que notable. La historia se diluiría en una historia trivial si no fuera por un detalle muy bien planteado por Mirza Mendoza: la misión de los alienígenas es salvaguardar a Ramón Castilla para el cumplimiento de grandes empresas. El alcance ficcional de este relato desbordaría la biografía de este particular político peruano; sin embargo, una intriga finamente entretejida redireccionará los acontecimientos. Como en los demás relatos, el título nos anticipa el conflicto y sugiere la posible resolución de este.
Trascender sobre la oscuridad
En el ámbito de la ciencia ficción, hay muchos títulos que han tratado magistralmente el tema del apocalipsis, pero lo conseguido por Mirza Mendoza en «Ruta al ocaso» resulta espectacular, considerando la brevedad del relato, sobre todo por el buen manejo de los sentimientos encontrados. El amor y sus disyuntivas es, hasta cierto punto, un leitmotiv en Futurum, ocaso de la civilización. Y en este cuento de sugestivo título, ambientado en el Perú, en un futuro no muy lejano, las decisiones del protagonista, en contramarcha con lo que debería ser el cumplimiento de sus responsabilidades, va de la mano con el colapso progresivo del mundo. Extraordinaria metáfora de los continuos quiebres en la vida de una persona fracturada, que no consigue acertar en una respuesta a la altura de las circunstancias. Al final, tendrá una última oportunidad para trascender sobre la oscuridad total gracias a un encuentro no tan fortuito.
Prejuicios al límite
«Cabina de experimentación», sexto relato del libro, propone los diversos y complejos conflictos que se producen por un encuentro o, más bien, un choque cultural. La intolerancia, la exclusión, la discriminación y la xenofobia llevados al límite por tratarse de especies pensantes diferentes, de extremos galácticos opuestos. Mirza Mendoza urde una historia de amor y decepción que termina siendo un acto de caridad y condescendencia fruto, respectivamente, de la displicencia y el arrepentimiento. Compensar materialmente el desafecto no será suficiente para evitar la tragedia ni impedir que las palabras denuncien la traición. Y todo apunta a un remate doloroso que corona un nefasto corolario, y una demostración fehaciente de que al final de nuestras vidas, como diría cierto activista social, comienza el día en que nos volvemos silenciosos sobre las cosas que importan.
Inefable visión
El libro cierra con el relato «Madre sustituta», en el que el amor es un pretexto, una vez más, para comprobar que la humanidad fue, es y será fundamentalmente la misma, en términos de bondad, desprendimiento y empatía, pero también desde la manifestación tanto de la refinada insidia como del horror más tosco y grosero. La construcción de este relato nos lleva a comprender los vaivenes de la protagonista, aunque algunas de sus decisiones nos parezcan desproporcionadas, pero la autora se ha encargado de encofrar, a manera de retorcido tirabuzón, la historia para sostener la malevolencia de las cinco últimas líneas del relato, un remate brusco, frío y desconcertante, que de algún modo enfatiza su desinterés por finales edulcorados. Como dijo cierto político de trascendencia mundial, el éxito es la habilidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo, pero en este relato los logros de la protagonista terminan transformándose en una dolorosa e inefable visión.
Limitaciones humanas
Por medio de estas siete historias, Mirza Mendoza despliega una particular concepción sobre la humanidad, que se subraya en el subtítulo del libro. Nos acerca, de manera simple, fluida y creativa, a antiguas encrucijadas, a ancestrales dilemas que filósofos, artistas y místicos apenas han logrado elucubrar o pergeñar en aforismos y sentencias, y a pesar del progreso y el desarrollo de la ciencia ni la más sofisticada tecnología consigue revertir ni controlar ni superar, no obstante su enorme poder. Futurum, ocaso de la civilización es una reflexión sobre las limitaciones humanas, una especie aparentemente poderosa que sucumbe ante los malos amores, los desenfrenos lujuriosos y las absurdas obsesiones.
José Donayre