La cartografía es la ciencia que estudia los mapas, pero también el conjunto de métodos, instrumentos, medidas y datos geográficos que, una vez reunidos, son representados gráficamente sobre una superficie bi- o tridimensional, para dar a conocer un lugar o área. De esta manera, los mapas sirven como lugar de referencia y ubicación, y permiten situar al observador en el plano. Pero ¿qué sucede cuando un lugar no ha sido cartografiado, cuando no sabemos cómo llegar a él, ni cómo irnos, e ignoramos sus características, sus bondades, sus peligros? ¿O cómo situarnos ante una tierra desconocida que no está representada de manera tangible en ningún mapa? ¿Es esto posible? ¿Acaso por medio de la imaginación, la exploración, el descubrimiento?
A esto alude el libro de cuentos Tierras sin cartografiar de Edgar Iván House. Un libro —una tierra— que nos muestra lugares desconocidos y situaciones insólitas, acaso fantásticas, pero también con altas dosis de realidad y crudeza. El lector podrá explorar esta tierra aún sin cartografiar acaso con miedo, pero también con vehemencia en pos de descubrir esa porción de tierra que nos es desconocida, y que nos llama a tantear su ubicación, pisar su suelo, entender su verdad y sentir tanto su espacio como su tiempo.
El libro infinito
Edgar Iván House ha reunido en este volumen diecisiete cuentos breves e independientes. Sin embargo, en algunos casos puede establecerse vasos comunicantes. Los cuentos se ubican en la contemporaneidad y en épocas remotas, en los que juega con elementos de lo fantástico, lo increíble, lo paranormal, lo absurdo, a la vez de teñirlos con elementos históricos, mitológicos y bibliográficos, con el objetivo de establecer la verosimilitud de las historias y los personajes que intervienen en ellas. En todo caso, el lector sabrá discernir la realidad y la ficción que se circunscriben en los relatos.
Varios de los cuentos incluyen no pocos pies de página, que más que cumplir una función explicativa, refuerzan la narración y dan la posibilidad de ampliar la historia en otras ramas y temáticas como si se bifurcaran a partir de la historia madre, en lo que podría ser un continuum infinito o una caja china. Otros relatos incluyen una nota post scriptum (después de lo escrito) que, a modo de posdata, redondean la historia con finales alternativos. Interesante juego narrativo a los que recurre House y que, en la lógica de lo inexplicable y fantástico, abona en las historias, pues no debemos asumir necesariamente que los cuentos deben tener finales cerrados, aunque ello produzca desazón en algún tipo de lector. El infinito como una suerte de incertidumbre. El infinito como una manera de prolongar la palabra, sin fin.
Las historias
Las historias cuentan «cosas raras» (p. 94), que acaban de pasar, como afirma el personaje del cuento «Su voz quedó en el mar»: un muchacho, dueño de un hotel, quien un día recibe a una mujer joven que evita mirarlo a los ojos y a quien una mosca de cementerio sigue a todo lugar. La mosca será la clave para descifrar, hacia el final, que la mujer ha muerto hace años, ahogada en el mar, cuando era adolescente.
Otras historias nos relatan situaciones en las que los personajes tienen experiencias sobrenaturales y contacto con extraterrestres, quienes vienen a colonizar la Tierra o a aprehender materias y conocimientos de los humanos, o personajes que pretenden retener o regresar a través del tiempo con un propósito supremo como salvar de morir al ser amado, o personajes que se ven sobrecogidos por situaciones paranormales. Las enfermedades como las pestes y el cáncer están también presentes en la vida de los personajes, lo mismo que la muerte, siempre acechante como una manera de libertad, pero también como un encierro, puesto que no son muertes verdaderas porque siempre hay posibilidad de retornar a la vida, como el personaje de «En el aire esperan», en el que se narra que, en 1912, empezaron los experimentos de resucitación en los humanos, tras los intentos del doctor Everhard en Polonia. El personaje junto con un equipo de estudiosos logrará por fin encontrar la fórmula y cumplir con su cometido, pero sin contar con que los resucitados adoptarán otras almas, algunas «viejas y antiguas» (p. 81). De este modo, revivirán, pero siendo otras personas, sin concordar con quienes fueron en vida. Una situación que podría resultar pavorosa para los resucitados y que deja el sabor de cierto humor negro entre líneas. La misma idea, pero en un sentido diferente, aparece en «Yo, que he reflejado a todos». La historia de un hombre que, tras escuchar una voz en su cabeza que le dice: Antes de que anochezca, busca otro cuerpo, ocupará los cuerpos, los rostros, las voces y las vidas de otras personas en diferentes tiempos de la humanidad y planetas, hasta perder su identidad y convertirse en «una consciencia horrible, universal» (p. 89).
En otros cuentos, la religión y cierto cuestionamiento a la existencia de Dios son los temas medulares, en tanto lo sobrenatural y lo fantástico pueden ser insumos para acercarse a Dios al mismo tiempo de preguntarse si realmente existe en la vida y el universo. Miedo y desafío están presentes en estas narraciones. En «Y ante nosotros, el tiempo», una «mujer con alas, rodeada de un brillo natural, y hermosa» (p. 51), es decir, un ángel, huye del cielo y es encontrada por un hombre en la Tierra. El hombre, quien hace la limpieza en un hospital, le dará cobijo. Ella le contará que Dios se fue del cielo, que nos hemos quedado sin Creador, y que el mundo será conquistado y destruido al igual que el Paraíso. El hombre preguntará entonces: «Si Dios ya no existe, ¿qué va a pasar con mi alma si muero? ¿Va a seguir existiendo o se destruirá sencillamente?» (p. 56). En esta línea, en el cuento «La solución a la soledad de los monstruos», el personaje se compara con Dios. Es la historia de una niña que crece hasta convertirse en una gigante capaz de estar a ras del cielo. Razón por la cual se siente muy sola, para enseguida confesarnos: «de noche miro arriba y me doy cuenta de que hay otro ser igual a mí: Dios. Él también está solo en medio de sus estrellas, siempre eterno en medio de una creación que es pasajera. Con el tiempo he entendido que Dios hace nacer criaturas solitarias para ver reflejado su propio drama. Tal vez tiene la esperanza de que uno de esos seres únicos y tristes le dé la solución y la escapatoria a su propio problema» (p. 66). Poco después, la niña gigante tomará una decisión inesperada.
El tiempo, por último, es otro leitmotiv presente en las historias de House. ¿Qué es el tiempo? ¿Cómo lo percibimos? ¿Cómo puede cambiar el sino de nuestra existencia? En el cuento «En una isla griega», una mujer se traslada a Grecia para cuidar a una niña, pero pronto su celular, su televisor y otros artefactos modernos desaparecen. El misterio tiene que ver con un territorio vedado de la isla en el cual todavía se vive el tiempo primitivo de la Historia, al cual la mujer se ha acercado llevada por la curiosidad. Luego, ella será objeto de una regresión y sufrirá el misterio del tiempo hasta convertirse en una primate. En esta historia, lo contemporáneo juega en paralelo con el origen de la humanidad, en un péndulo entre pasado, presente y futuro, que nos muestra que los seres humanos no siempre evolucionamos como se podría creer.
Historias de este tipo son las que presenta Edgar Iván House en este su segundo libro de cuentos, Tierras sin cartografiar, haciendo uso además de un lenguaje llano que pronto envuelve al lector y lo induce a querer ser partícipe de las historias, o, por el contrario, a mantener una sana distancia ante lo inesperado y las posibilidades infinitas. Pero, ciertamente, Tierras sin cartografiar arrastra al lector a un mundo poblado de personajes extraños que viven situaciones aun más extrañas dentro de una realidad paralela que tal vez existe en tierras todavía por descubrir y que pueden estar muy cerca de nosotros sin que nos hayamos dado cuenta. Como un mapa, frente a nuestros ojos, que no queremos desdoblar o extender sobre la mesa.
Tierras sin cartografiar forma parte de la narrativa fantástica que se está escribiendo en el Perú, de la cual cada vez hay más cultores y estudios en torno a este tipo de ficción, en un escenario dominado por una literatura realista.
Christian Reynoso